Piensa en tu cafetería favorita o en tu teléfono móvil, en el supermercado donde te sientes más cómodo para hacer tus compras. ¿Lo tienes en la cabeza?. Perfecto. Ahora piensa en por qué vuelves a este sitio. ¿Qué es lo que este lugar te ofrece? La cafetería seguramente vende un café igual al de muchas otras que seguramente también conoces, en torno de precio muy similar todos los competidores. El móvil que usas a diario no tiene más funciones que otra marca del mismo producto de la competencia. En tu supermercado encontrarás productos de la misma (exactamente las mismas) marcas que en el que tienes quizás incluso más cerca.

Y sin embargo, de alguna manera todas estas marcas, estos lugares te ha dado razones para elegirlos. Para que regreses a ellos una y otra vez. A que los prefieras.

Piensa en ello y prepara papel y lápiz. … Elige una marca, café, una marca de ordenadores o una tienda que no quieres que desaparezca porque te gusta volver a ellas, comprar sus productos y entonces, haz una lista de las razones por las que actúas de esa forma. Ahora solo te queda que ponerte en el lugar de tus clientes y hacer esta misma lista para lo que tu vendes, diseñas, desarrollas o sirves.
¿Qué valor más allá de los componentes, ingredientes, características y beneficios estás creando que tus competidores podrían fácilmente copiar mañana mismo? Tu ventaja competitiva seguramente no debe ser tan limitada como piensas. Es cuestión de encontrarla.